Ventajas de la proteína vegetal sin soja para el sector alimentario

El uso de la proteína vegetal sin soja ofrece múltiples ventajas para el sector alimentario que revertirán en los consumidores afianzándolos pero, para poder entender el proceso que nos ha traído hasta aquí, es necesario recordar cómo empezó todo.

Y, al principio, fue la soja.

El sector alimentario recibió un primer embate de modernidad e innovación en el campo de la proteína vegetal, cuando la milenaria soja llegó a Occidente desde Oriente, en gran parte de la mano de los migrantes que llevaron con ellos sus costumbres gastronómicas.

Sencillamente, de la planta a la mesa convertida, preferentemente, en salsa.

Sin embargo, la cosa no quedó ahí.

Las propiedades, tan variadas como sorprendentes atribuidas a la proteína de soja, se consolidarían en la industria alimentaria en los primeros años sesenta, momento en que, en virtud de la experiencia y la observación, le fueron atribuidas propiedades excelentes tanto para la nutrición adulta como para la infantil.

Y los años fueron pasando y la experiencia en investigación e innovación creciendo y mejorando para satisfacer las necesidades nutricionales de la población tradicional, en general, y, en particular, de ese otro segmento creciente que empezaba a demandar una alimentación en la que la proteína animal perdía puntos vertiginosamente hasta casi desaparecer por completo.

Como siempre, la industria alimentaria se dio por aludida y comenzó a investigar en los usos alimentarios de la proteína vegetal del cultivo estrella del momento, la soja.

Y de todo eso, hace ya unos setenta años.

Su alto valor nutricional convirtió a la soja en estrella plena de promesas, beneficios y posibilidades…y las expectativas fueron superadas con creces. Todo eran ventajas, la soja se convirtió en emblema y sinónimo de vida sana, incorporándose a una nueva fase para la industria, la de los alimentos funcionales, que llegó, convenció y venció.

Por lo tanto, no hablamos de un sector virgen en la materia, sino todo lo contrario.

La soja es ya una antigua conocida en para I+D+I en la industria de la alimentación, una larga convivencia que ha permitido definir, claramente, a esta leguminosa de alto valor nutricional que, en su momento, rompió los convencionalismos más consolidados mostrando que otra forma de alimentarse, al margen de la dieta tradicional, era posible.

La soja es esa reina que ha seguido llevando las riendas de la nutrición alternativa con alimentos a base de productos fabricados a partir de proteína vegetal, en una sociedad con un número excepcionalmente creciente de personas vegetarianas, veganas y flexitarianas. (Según un estudio de Health Focus International, más de un 50 por ciento de consumidores ha llevado a cabo cambios en su alimentación para incluir más productos elaborados a partir de proteína vegetal).

Y claro, pasan los años, se multiplican las investigaciones derivadas de la experiencia, los reinos aumentan y una reina sabe a poco. Surge la búsqueda de una proteína vegetal, por ejemplo, para renovar la oferta del mercado pero también para enriquecerlo, para provocar la curiosidad de una sociedad que demanda otra forma de nutrirse y que está abierta a nuevas experiencias.

Proteína vegetal texturizada de guisante en seco

Los indicadores marcaban que la tormenta perfecta estaba cerca.

¿Qué faltaba en un clima de demanda creciente e investigación de nuevas alternativas para que se produjera un cambio?

¿Qué factor era necesario para que estallara la tormenta perfecta?

Exacto, faltaba la entrada en el mercado de otra proteína vegetal, la proteína llamada, esta vez sí, a cambiar la forma de alimentarnos, a ser el paradigma de la alimentación saludable y sostenible en el futuro.

Nos referimos, como no podía ser de otra manera, a la proteína de guisante, la Pésol Pea que Molendum Ingredients elabora para que cada departamento de I+D+I de cada empresa, pueda investigar su potencial y fabricar sus propios productos contando con una base sin alérgenos, sin posibles riesgos de interacción hormonal y absolutamente sostenible.

La proteína vegetal del guisante no ha llegado para hacer que la soja pase a la historia, es solo que la historia, a partir de ahora, será muy diferente y mucho más interesante para todos.

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