¿Cómo ha respondido la industria alimentaria con la introducción de la tecnología y la innovación?

¿Cómo ha respondido la industria alimentaria con la introducción de la tecnología y la innovación?

La entrada de la tecnología en la industria alimentaria ha quedado registrada, desde sus comienzos, de manera formidable.
Y esto es así desde los albores del siglo XIX.
Sin duda una relación tan longeva como fructífera.

Valga esta brevísima alusión histórica como marca del inicio de una relación que comienza con los primeros métodos de procesamiento industrial aplicados a los alimentos. A todas luces, y desde el principio, un hecho y una acción que proporcionaba y proporciona a los alimentos una mayor durabilidad, mayor seguridad alimentaria y mayor variedad en la oferta, lo que siempre estimula la demanda.

La respuesta de la industria alimentaria a la introducción de la tecnología y la innovación ha sido siempre, y en su mayor parte, positiva, muy positiva.

La tecnología y la industria alimentaria caminan juntas desde hace más de doscientos años abriendo nuevas vías de investigación y desarrollo, al amparo de la innovación que, actualmente, es un agente impulsor incomparable dada la velocidad a la que se suceden nuevas tecnologías y sus correspondientes nuevas aplicaciones a la industria alimentaria.

La conocida automatización de procesos y la innovadora Inteligencia Artificial, IA, se han ensamblado en este siglo XXI que avanza imparable en desarrollo tecnológico, poniéndose al servicio de la industria alimentaria y de los consumidores, de su salud, de su seguridad, de facilitar la accesibilidad, de satisfacer la demanda y, como no podría ser de otro modo, de la protección del medio ambiente y de los recursos del planeta ante el desafío del aumento de la población, a nivel global, y del cambio climático.

¿Cuáles podrían ser los pilares de la tecnología en la industria alimentaria?

El que más familiar puede resultarnos es la aplicación de la IA, por supuesto, que acompañada del Internet de las Cosas (IoT), y del Big Data, están determinando nuevas formas de selección de materias primas para producir alimentos, de desarrollo de procesos productivos inteligentes con controles de trazabilidad altamente sofisticados o también, de transporte con sistemas de control y monitoreo en tiempo real.

En este escenario, algunas empresas como Molendum Ingredients, filial del Grupo Dacsa, ya han desarrollado e implementado un nuevo sistema de producción inteligente aplicado a la molinería, que permite mejorar los procesos existentes mediante la implantación de tecnologías de la industria 4.0. Un proyecto de Molendum que tiene como objetivo potenciar la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación.

Otro de los hitos más destacados en la aplicación de la tecnología en la industria alimentaria es la producción de carne de laboratorio como posible respuesta a un tipo de dieta que prescinde del consumo de proteína animal obtenida por métodos tradicionales. Esta variante de la proteína animal ya se puede consumir en países como Singapur
-pionero en 2020- o Estados Unidos, que acaba de aprobar dos licencias para que sendos restaurantes puedan servir a sus clientes este tipo de carne.

También hay que destacar la aplicación de la tecnología a tendencias aún en desarrollo, como la impresión de alimentos en 3D para dietas personalizadas.

Por último, otro de los pilares, sin duda, está relacionado con los ingredientes de última generación que, a través de tecnologías de microencapsulación, permiten ofrecer a los consumidores alimentos funcionales con propiedades más saludables y elaborados de forma más segura.

A la vista está que tecnología e industria alimentaria forman un tándem tan longevo como eficiente que, a finales del primer cuarto del siglo XXI, sigue consolidándose.

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